Luces, cámara... you're action!

Una noche para el recuerdo. Así es como se nos grabaron en la mente las experiencias vividas anoche. Y es que hubo experiencias de todos los colores y de todos los sabores. Me ahorraré el comentar todo lo anterior a llegar a la sala porque, sea por una vía u otra, ya sabéis como funciona el tema.

Bien, pues giremos manualmente las agujas del reloj y las colocamos en las 5.30 de la tarde del sábado día 6, que es la hora a la que llegamos a la sala. Se nos veía la ilusión salir por las orejas a chorros. No podíamos parar de hacer bromas, incluso descargando todo el material.
La fiesta la llevabamos dentro, aunque el recibimiento fuera un poco frío. Nos encontramos con todo el equipo colocado en una esquina improvisada, y esperando la finalización de la prueba de sonido del cabeza de cartel.

En cierto modo es comprensible: el concierto es del grupo que aparece en la cabeza del cartel, y al fin y al cabo son los que tienen la sala alquilada y los técnicos pagados. A todo hay que hacerse, y esto no iba a ser un escollo. Simplemente estuvimos alli hasta que nos tocó subir todo el material y probar el sonido... son ya las 7.00 de la tarde.
Dando gracias al cielo por un Manager y un Stage Manager en condiciones (el trabajo de un Stage Manager es simplemente que a los músicos no les falte nada en el escenario ni fuera de él, y en este caso, de cargar equipo también. Gracias amigo), montamos todo en apenas 10 minutos, la prueba en otros 10 y para abajo a terminar de arreglarse, todo a la carrera.

Los 5 minutos antes de salir son vibrantes. Ves a la gente arremolinarse en la sala, los que miran de reojo, y los amigos que vienen a saludar. Son los mismos que van a estar saltando y gritando ahi abajo. El contraste entre el antes y el durante es como la diferencia entre el mar en calma y otro mar encrespado.

Es el momento de salir y de dar la cara. El momento de demostrar que todo el trabajo vale para algo, y de dejar la bandera todo lo alta que se pueda. Y empieza el show.
Las experiencias que se viven ahí arriba no se pueden describir con palabras, ni pagar con dinero. El tiempo y el sudor invertido se ve recompensado con creces. Alzar la vista y encontrarte un mar de manos que corean las canciones que estás harto de tocar y retocar en los ensayos, es sencillamente algo increíble. Y eso es lo que te impulsa a dar mas de lo que tienes cuando estas ahí arriba.
Sencillamente el rock no existiría si no hubiera gente abajo vibrando y disfrutando, vosotros sois la gasolina para que este motor funcione. Realmente las experiencias que se vivieron la noche del 6 de mayo se van a quedar en el recuerdo siempre.

y ahora...
luces, cámara... you're action!